domingo, 28 de mayo de 2017

Peña Gabanceda. Circular desde Casasuertes

Salida y llegada: Casasuertes (Municipio de Burón en León)
Distancia: 20 km
Duración: 7:30 h (sin contar paradas)
Subidas acumuladas: 1100 m
Altura Inicial: 1220 m
Altura máxima: 2042 m
Fecha de realización: 20/V/2017
Dificultad: media
Track de la ruta

Itinerario: Casasuertes – Valle río Cosoya – Cascada del Cosoya – Collado de Valcarque – Valle de la Majada de los Cantos – Sierra de Gabanceda – Cerra de Montó – Collado de Peñas Blancas – Peña Gabanceda – Collado de la Braña – Pico de la Braña – Arroyo Susiella – Collado Valcarque – Río Orza (Valle de Valcarque) – Foz de la Cueña (Río Orza) – Majada de Montó – Prao Mayor (Río Orza) – Casasuertes.

      La Peña Gabanceda es uno de los mejores miradores leoneses de los Picos de Europa y del tramo oriental de la Cordillera Cantábrica. Situada al sur de Posada de Valdeón y dentro del Parque Nacional de los Picos de Europa, sin ningún otro accidente que se interponga, su proximidad y su altura permiten observar los tres macizos y un sinfín de montañas de la cordillera entre el pico Torres en el límite central entre Asturias y León y las montañas palentinas entre Peña Prieta y la gran mole del Espigüete.
Río Orza a su paso por Casasuertes. Vemos el canal y molino al que sirve.
        Aunque la cara norte de la peña tiene una caída vertical de más 100 metros, sus laderas oriental y sur permiten una fácil y corta ascensión desde el puerto de Pandetrave. Pero nuestro objetivo es más ambicioso y, además de alcanzar este impresionante balcón, queremos ampliar la ruta para conocer algunos recónditos y hermosos valles de la Comarca de la Montaña de Riaño.
Iglesia de Casasuertes
         Nos dirigimos a Casasuertes donde termina la carretera que nace en la N-625 después de pasar el embalse de Riaño (hemos llegado desde Gijón por el Puerto de Tana en 2 horas). A la entrada de la aldea, justo al lado de una pequeña represa sobre el río Orza, hay buen aparcamiento. La represa da servicio al canal de un molino comunitario construido por los vecinos en 1900. Toda la instalación parece recién restaurada y en buen estado, pero está cerrada, tampoco tenemos mucho tiempo para indagar. El pueblo tiene algunas casas de piedra bien arregladas y una bonita iglesia construida en 1886 bajo la advocación de Nuestra Señora de la Asunción aunque las fiestas patronales se celebran en San Roque.
Arroyo de Cosoya
         Comenzamos la ruta siguiendo la calle principal. Al llegar a la iglesia cogemos el camino que sale a la izquierda (al norte) en dirección al valle y arroyo de Cosoya: pastizales y escobas en flor, algunos árboles de ribera cerca del arroyo, pequeños bosques de hayas cuyo verdor primaveral contrasta con las blancas afloraciones calizas situadas a media altura en la ladera de Peña Cosoya y de la Sierra de Cebolleda que cierran el valle por el oeste.
Por el camino del valle de Cosoya

           El precioso camino asciende con suavidad y, tras un amplio claro, se adentra en el hayedo del Monte de las Encinas cruzando en seguida el arroyo. En una revuelta a la derecha encontramos un rudimentario y protegido pesebre de madera con el que se alimenta a la abundante fauna salvaje de la zona en los duros días del invierno cuando escasea el alimento.
Hayedo poco después de cruzar el arroyo Cosoya.

        Un poco más arriba, el camino ancho se convierte en senda que sube con mayor inclinación entre las escobas y el brezo blanco (hay que prestar atención pues la senda se desdibuja en algunos tramos) para salvar la breve foz del Cosoya. A la derecha, al otro lado del arroyo, destaca una blanca peña caliza en la que finaliza el Monte de los Tornos.
Después del hayedo la senda sube para salvar la breve foz del Cosoya.
Echamos la vista atrás: valle del Cosoya con el hayedo que hemos cruzado. Al fondo pico Pandiam.
Cascada que forma el arroyo Cosoya.

         Accedemos a un valle invadido completamente por las escobas y el brezo. Al principio hay que poner atención para no perder la senda, después es clara y cruza el arroyo sobre una preciosa cascada. Mientras el arroyo vira a poniente, nuestra senda, casi oculta por el tupido escobar, mantiene la dirección siguiendo otro reguero de menor entidad. De nuevo hay que poner atención para no perderla. Una vez atravesado el valle, el sendero, más claro, remonta la ladera dando un par de revueltas y nos deja en el Collado Valcarque (en los mapas también se llama así otro collado por el que pasaremos en el descenso).
Cabecera del valle de la Majada de los Canto. Enfrente la Sierra de Cebolledo. La senda rodea el valle hasta acceder a la sierra.
Valle de la Majada de los Canto. Al fondo vemos la gran mole caliza del Pico de la Panda y el Pico Corcadas.
         Damos vista a otro valle, al este, donde se asienta el arroyo Majada de los Cantos. La senda remonta un pequeño trecho por la ladera norte y desciende después faldeando la cabecera del citado valle; una fuente de agua fresca alimenta uno de los regueros del arroyo. Completado el rodeo, alcanzamos el hombro que enlaza la Sierra de Cebolledo con la de Gabanceda.
Al encumbrarnos en la Sierra de Gabanceda vemos esto: abajo la Hoyas de Montó con la peñas Gulugas (la pequeña) y La Silla. Al fondo vemos el Macizo Central de los Picos de Europa.

         Las vistas se abren majestuosas al norte: todo el frente del Macizo Central y la hendidura del Cares, algunas crestas del Occidental que sobresalen por encima del extremo septentrional de la Sierra de Cebolledo (más adelante, a medida que avancemos por la cumbrera, este macizo se nos mostrará en todo su esplendor) y, a nuestros pies, las Hoyas de Montó de origen glaciar cerradas al otro lado por los peñas calizas de la Silla y la más modesta Gulugas alomada por la abrasión antigua del hielo. El libro Parque Nacional de los Picos de Europa: guía geológica de Luna Adrados González y Roberto Rodríguez Fernández le dedica un itinerario geológico a estas hoyas y peñas que merece la pena leer.
Desde la Sierra Gabanceda: Peña la Silla (izda) y Peña Gabanceda.

          Seguimos por la cumbrera de la Sierra Gabanceda (no hace mucho subidos al Gildar y Cebolleda desde Panderrueda), rodeando después la modesta colina de la Cerrá de Montó hasta encumbrarnos de nuevo junto a una blanca peña caliza. La bordeamos por la derecha y descendemos por la arista de la sierra hasta Collado de Peñas Blancas a los pies de la Peña Gabanceda.
Peña Gabanceda desde el collado de Peñas Blancas. Subimos por el pedrero situado a la izda de la peña que parece más alta.
           No encontramos ninguna marca ni hito que nos ayude en la progresión por la ladera suroccidental. Superado el primer tramo de hierba, alcanzamos el roquedo. Rodeamos una peña por la izquierda (quizás hubiese sido más fácil rodearlo por el otro lado) que nos deja en un largo pedrero muy inclinado. Por él ascendemos con cuidado hasta alcanzar la arista de la montaña. Unos pasos por ella y nos encontramos en la cima donde solo hay un montón de piedras.
Hacia la izda Torre Bermeja, después (por detrás) Peña Santa, Pambuches, Ita, Torre Ciega, Torres de Arestas. A la dcha sobresalen Robliza y Peña Blanca.
          Llama la atención la pobre señalización de esta cumbre: ni un vértice geodésico, ni un simple buzón de cumbres; en cambio, las vistas que ofrece son impresionantes. Los tres macizos de los Picos de Europa al norte; picos tan conocidos como Peña Ten, Pileñes, Maciédome, Recuencu, Tiatordos, Jario, Peña Beza y Cantu Cabronero al noroeste;  Peña Sagra, Coriscao, Peña Prieta, Murcia y Espigüete al este, etc.

Macizo Central desde Peña Gabanceda. Los Picos del Friero por delante, por detrás, Torre Celada, Llambrión (izda) y Peña Vieja (dcha).

            En la cima nos encontramos con el conocido montañero y escritor leonés Isidoro Rodríguez con quien tenemos el placer de comentar algunas rutas, ascensiones y anécdotas. Han subido desde Pandetrave y quieren bajar a comer a Soto de Valdeón. Ellos bajan y nosotros queremos disfrutar un poco más de tan soberbio mirador mientras nos tomamos un corto descanso alimenticio.
Peñas Cebolleda y Gildar desde Peña Gabanceda.
Valle de Susiella y detrás la peña que forman los picos La Panda y Corcadas. Detrás, nevados, Espigüete y Murcia.

Al fondo sector entre Peña Prieta (izda) y Murcia (que no se ve en esta foto). Por delante a la izda Peña Vallines.

Extensa arista hacia el norte desde el Coriscao.

           Descendemos por la ladera suroriental, despejada y menos inclinada que la de subida (es la ruta normal de ascensión desde Pandetrave). A media ladera encontramos un tupido escobar que rodeamos por la derecha bajando por la sencilla arista. En el último tramo no queda más remedio que cruzarlo brevemente para salir a una zona menos inclinada y de fácil caminar (las escobas ralas apenan impiden el paso). Estamos en La Braña.
Vista atrás desde La Braña: Peña Gabanceda. La zona más oscura corresponde al escobar cerrado que rodeamos.

           La marcada senda sigue casi en llano por el lomo de la sierra hacia el sur. Aunque hayamos descendido bastantes metros, la vista atrás aún nos sigue impresionando: las cumbres de Peña Vieja, Picos de Santa Ana, Horcados Rojos y los del Friero (Salinas, Liordes y el Friero). Pronto llegamos al collado de La Braña y, aunque a la derecha, abajo, se ven los pastos del valle de Susiella, las altas escobas de la ladera nos disuaden. Manteniendo la dirección sur, por sendas claras, subimos a la modesta colina del Pico de la Braña. Sólo nos separa de la gran mole caliza de Las Corcadas de Ceranzo, al sur, la preciosa pradera surcada por el río Ceranzo del que es servidor principal el arroyo Susiella que a su vez baja de la Peña Gabanceda.
Desde el Pico la Braña: Puertos de Ceranzo cerrado al otro lado por los picos La Panda y Corcadas de Ceranzo.

           Encontramos una senda que, entre las escobas y los brezos blancos, son permite descender unos 240 metros hasta los pastos de Ceranzo. Hasta aquí llega por el este un camino ancho que viene desde el Puente de San Martino, puente situado en el punto kilométrico 4 de la cercana carretera LE-243 que sube a Pandetrave.
Puertos de Ceranzo y collado Valcarque desde el Pico de la Braña.

           Nuestra ruta va en sentido contrario y, después de cruzar el río Ceranzo (o arroyo Susiella), seguimos una senda que atraviesa la pradera. Después, desbrozada, sube entre escobas y brezos hasta alcanzar el collado Valcarque (distinto al que subimos por la mañana que tiene el mismo nombre) dando vista a poniente. El descenso por la ladera opuesta nos sumerge en un precioso hayedo donde los árboles jóvenes y viejos se entremezclan ornados de preciosos líquenes (barbas de capuchino) testigos de la pureza de los aires de estos parajes. Poco antes de alcanzar el fondo del valle encontramos un feo refugio construido con bloques de cemento, sucio y con los cristales rotos. Aunque aquí termina el camino desbrozado, la senda prosigue hasta alcanzar el cercano Valle Valcarque surcado por el río Orza.
Bajando el collado Valcarque atravesamos este precioso hayedo.
Después del Valle Valcarque el camino se adentra de nuevo en el hayedo y sigue en paralelo al río Orza.

           La senda ahora avanza hacia el sur paralela al río y por la margen izquierda. Poco a poco, mientras éste continúa su precipitado descenso, nuestro camino, claro y en ligero ascenso, se adentra otra vez en el bosque. En un quiebro de la ladera aparecen unas peñas calizas blancas que bajan hacia el río. Descendemos unos metros por ellas para disfrutar de uno de los más bellos parajes de la zona: la Foz de la Cueña. El contraste entre la blancura de la piedra y el verdor de la floresta, el amarillo de las escobas y el blanco de los brezos, el hayedo con sus hojas recientes, el arrullo del agua entre las peñas, unas cabras montesas colgadas en un inverosímil rellano al otro lado,…
Foz de la Cueña desde las peñas cercanas al camino.

Otra vista de la Foz de la Cueña

Después de la foz, el camino sigue entallado y armado un corto tramo.

          Retomamos la senda y cada poco nos vamos parando para fotografiar estos bellos paisajes. Al poco de empezar el descenso, la ancha senda se convierte en pista que sale del bosque y da dos revueltas hasta alcanzar los extensos prados de la Majada de Montó a la orilla del río. Hay allí un refugio nuevo en buen estado. Poco más abajo, el camino cruza el río por un puente y encontramos unos potentes caballos con un potrillo.
Llegando a la Majada Montó con el refugio.
Caballos pastando cerca del río Orza

          Al llegar a los extensos prados de Prao Mayor el camino descruza el río y da una amplia curva hacia poniente mientras al otro lado se extiende la gran pradera con una cabaña circular blanca con techumbre de escobas (queda un poco alejada del camino y no nos acercamos a verla). Por encima de los prados un extenso bosque cubre la ladera occidental (la que vemos) de la Sierra de la Cerra; es la Umbría de Salceda.
Prados de Prao Mayor. Por detrás, la Umbría de Salceda.

Casa de piedra y fuente en Casasuertes.

           Más adelante volvemos a cruzar el río y, a la vista de las casas de Casasuertes, encontramos una pequeña represa recreativa al lado de un merendero con fuente. Por la calle principal atravesamos el pueblo dejando a la derecha la iglesia y la Escuela Nacional “MELCHOR REYERO” construida por los vecinos del pueblo en 1907
(https://casasuertes.com/la-escuela/).

Lorenzo Sánchez Velázquez









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